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Aborto Legal

“Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”


El voto femenino, la ley de divorcio, el matrimonio igualitario, por nombrar sólo algunos acontecimientos que suscitaron desvelos, posicionamientos a favor y en contra de manera ferviente, dieron cuenta de estereotipos, de vinculaciones que tienen que ver con un modo de percibir el mundo, de naturalizarlo, que costó un arduo trabajo deconstruir y concientizar, generando nuevas obligaciones y derechos para todxs. Los cambios siempre conllevan resistencias.


Históricamente, lo femenino, se construyó en oposición a lo masculino. El hombre es fuerte, la mujer es débil, el hombre es racional, la mujer es pasional, el hombre se encarga de las finanzas, la mujer se ocupa de la crianza, etc. Como sabemos, el rol de la mujer fue el de la pasividad, su espacio físico la casa, y como puede dar vida, su función fue la reproducción. Comprender que eran roles prescriptos desde lo cultural y no su naturaleza, comprender que el cuerpo de la mujer fue tomado como territorio de colonización de lo masculino, fue un largo y duro camino.


Todas las instituciones por las que estamos atravesadxs, a las que hacemos día a día e intentamos instituir de algo nuevo, están atravesadas por prejuicios, y es necesario seguir concientizandonos para poder cambiar la escena. El maltrato que reciben las mujeres en instancias no sólo de aborto, sino en la atención de partos, frases como: “¿Te duele? hacerlo te gustó, ahora bancatela” dan cuenta de cómo algunas personas siguen atravesadxs por la idea de la mujer como un cuerpo cuyo goce es prohibido, y si tuvieron el descaro de hacerlo, entonces merecen sufrir. El caso Belén es un ejemplo de cómo estos imaginarios sociales, nos atraviesan a todxs, y la justicia que se supone debe ser neutral, objetiva; se torna patriarcal y posicionan a la mujer en una instancia de total desprotección.


La construcción cultural de la maternidad ha instado a las mujeres a convertirse en madres porque es su función, porque eso las hace mujer, porque sino “les falta algo” no están completas. Se habla de estar embarazada como algo maravilloso e instintivo. La realidad es que los humanos no somos seres del instinto. Somos seres sociales, y todo lo que hacemos está sujeto a una serie de prácticas y dispositivos que moldean nuestra subjetividad, y que a medida que las sociedades cambian, también cambian nuestras subjetividades. El amor no escapa de ser una construcción. Afortunadamente hoy las mujeres podemos ver que la maternidad es una elección y no un destino, y tenemos la posibilidad de serlo desde la decisión y desde el amor y no como un boleto de salida a la presión social, el reclamo de familiares o amigos. Hablar de aborto legal, no significa estar en contra de la maternidad, es estar a favor de que sea una decisión, que el bebx que nace lo haga rodeado de amor. Nadie dice que ser madre esté mal. Serlo está perfecto cuando hubo un deseo o cuando lejos de concebir por decisión, al recibir la noticia, se lo espera con deseo y con amor.


Lo que las estadísticas indican, es que aunque no esté legalizado, los abortos se realizan. La despenalización y legalización del aborto es un tema de justicia social: En Argentina se efectúan entre 460.000 y 600.000 abortos por año y más de 300 mujeres jóvenes y pobres (en su mayoría) pierden la vida porque el aborto clandestino mal hecho, sin condiciones sanitarias adecuadas, pone en peligro la vida de las mujeres.


Hablamos de justicia social, si. Porque se realizan abortos mujeres de todas las clases sociales, pero corren mucho menos riesgo aquellas que tienen los recursos para pagar un médico que lo haga en un quirófano.


La legalización del aborto no obliga a nadie a realizarlo.


Si leemos la consigna lo primero que se pide es que haya educación sexual para decidir: ¿Buscar un bebx o no buscarlx?. La segunda petición es que se provea, una vez que tienen la educación de conocer su cuerpo y saber cómo prevenir embarazos, de los anticonceptivos para hacerlo. Y recién lo tercero es el aborto legal. Si todo eso anteriormente mencionado falla, tener la posibilidad de realizarse un aborto tratando de correr el menor riesgo posible. Para quienes defienden, con justa razón, la vida de los bebés, ¿no es lícito pensar que de este modo la cantidad de muertes que se reducen son tanto la de las mujeres como la de los niñxs, ya que bien planificadas y ejecutadas las políticas de educación y prevención antes mencionados, la cantidad de embarazos no deseados, y por ende la de los abortos, se verían altamente reducidos? No se trata de estar o no a favor del aborto, ya que llegado el caso cada mujer podrá decidir desde sus creencias y convicciones que desea hacer con su propio cuerpo. Pero creo que toda la sociedad debe poner el eje en la necesidad de que haya la suficiente información y educación para no tener que llegar a esa instancia, y en caso de que se llegue, proveer desde los dispositivos legales y sanitarios, las condiciones para que quien llega a un aborto, pueda, por un lado ejercer soberanía sobre su cuerpo, y por otro, que no se debata entre morir o vivir según su condición social.


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