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Entrevista a Adrian González

Nuestra primera entrevista es con Adrián González, psicólogo social a quien, desde ya, le agradecemos profundamente.




Pablo:- ¿Cómo llegaste a la Psicología Social? ¿Cuáles fueron las razones por las que te acercaste a ella? ¿ En qué momento?


Adrián: - Bueno, yo me acerco a la Psicología Social por miedo. Yo siempre tuve mucho miedo a los grupos, soy un tipo muy tímido, muy introvertido. Sin embargo, todas mis actividades han tenido que ver con lo grupal. Yo estudiaba teatro allá a principios de los 80 y mi hermana también. Me contó que en los grupos de teatro que ella estudiaba, había psicólogos sociales que trabajaban en grupo operativo con los alumnos, que había un espacio de reflexión y que ella estaba interesada en estudiar Psicología Social. Arranqué la carrera en el 87, me recibí en el 91.

Paralelo seguí haciendo teatro, no entendía muy bien para qué servía la Psicología Social, como creo que a muchos estudiantes les pasa, no entienden hasta que no terminan la carrera, hasta que no empiezan a pasar otras cosas que tienen que ver con lo corporal y con salir a la calle y con dejar de ser estudiantes, una palabra que me parece superadora a la palabra “Alumno”, que tiene que ver con esto de una práctica, de ese estudiar, y empezar a ser verdaderos protagonistas de eso que estuvieron aprehendiendo durante un tránsito aúlico o académico.

Cuando yo me recibo, en el 91, empecé a dar cuenta de lo que se trataba la Psicología Social. Empecé a trabajar en la misma escuela donde me recibí, me propusieron coordinar grupos de egresados armando un espacio de periodismo, una radio, grupos de egresados con ideas de salir a la calle.

Los primeros años de la democracia eran jodidos y hasta principios de los 90 era muy difícil. Por lo tanto, imagínense el contexto en el cual estudiábamos, era un contexto de mucha marcha docente, de mucho paro a Alfonsin, donde esto de la democracia y el resabio de la dictadura era una contradicción constante, donde jamás hubiésemos pensado tener compañeros que sean de la policía o de alguna fuerza.

Me junté con una colega y amiga, empezamos a proyectar escuela para padres, donde íbamos a las escuelas privadas, donde les proponíamos dar talleres para los papás que tenían a sus chicos terminando jardín y empezando primaria, o terminando primaria y empezando secundaria. Esas instancias en que son “de pasaje a”, que siempre implican un rito iniciático y los padres y las madres no saben qué carajos hacer. Son cosas que ahora no son tan notorias, pero en ese momento los padres se desesperaban bastante.

Yo seguía trabajando como actor, coordiné talleres de teatro, pero iba de la mano de la Psicología Social, con lo recreativo; talleres de recreación para adultos, en Ferrocarril Oeste, talleres de juego, turismo educativo, dábamos con mi hermana talleres para mujeres tocando temáticas que tenían que ver con el orden de lo femenino y el dinero, y el empoderamiento de la mujer en relación a la dependencia del varón con el dinero como institución determinante y, mucho más tarde, me acerqué a la docencia de la Psicología Social.

Siempre, cuando me convocan para trabajar en grupal, coordinando viajes de egresados, no era porque era profesor de educación física, sino porque era psicólogo social y porque las actividades que yo iba a realizar con estos pibes, que por primera vez viajaban a Córdoba y se separaban de los padres y llevaban 40 pibes de Bonzi, a Córdoba, durante 15 días, el laburo iba a ser otro, la mirada iba a ser otra. Porque, claro, una cosa es decir “vamos, chicos, salten, jueguen, diviértanse. Las chicas al vóley, los chicos al fútbol”. Yo proponía otras cosas. Hasta que llegó un momento en el cual pagaban muy mal, pretendían que yo hiciera más cosas y seguí desarrollando mi tarea como actor con compañías teatrales.

Finalmente, descubrí que había algo que tenía que ver con lo didáctico, con un rol docente, que yo venía cumpliendo, sin ser docente, que empezaba a plasmarse en una institución.

Era necesario para mí, una institución que albergase mi rol docente, mi rol coordinador. Poder enfrentarme a un grupo, no sólo para transmitir teoría, sino también para coordinar al estilo como había aprendido, que era el grupo operativo, porque hasta ahora trabajaba como psicólogo social desde los lugares que los psicólogos sociales, cuando se reciben, creen que no se trabaja. Es escuchando un pibe, escuchando una mamá, escuchando un papá, estar haciendo otras cosas distintas.

Además trabajé en muchísimos centros de jubilados, en residencias geriátricas y geronto psiquiátricas. Coordinando a los viejos que están allí depositados y también a los familiares que cargan también una ansiedad ¿Qué pasa con el viejo, la vieja que vengo a traer acá?

Al final pude entrar a trabajar en una escuela de Psicología Social y me parece que es un rol sumamente satisfactorio, de un aprendizaje muy grande, poder encontrarme en el lugar de ser formador de futuros colegas. Es muy satisfactorio ver los procesos y conectarse afectivamente sin involucrarse demasiado, de un modo que permita mantener una distancia óptima, coordinador o docente y estudiante. Que esto me permita a mí aprender y también les permita aprender a ellos, a ellas. Sin que sepan verdaderamente qué es lo que le pasa a uno entrecasa. Que recién lo podés transmitir cuando estás en tercero y compartís con el equipo. Y resulta que el coordinador o el tallerista era humano, porque hay un trabajo previo.

Aprendí a confiar en lo grupal, me parece que no vamos a poder salir de ninguna situación dolorosa o de crisis, si no es grupalmente, juntos, juntas.


Pablo:- Vos comentabas que estudiaste entre el 87 y el 91 y, por otro lado, que actualmente estás trabajando en una institución de formación de Psicólogos Sociales. ¿Cómo era la carrera en aquel entonces, cuando vos estudiaste? Y, en segundo lugar ¿Notás diferencias con el modo en que está planteada la carrera hoy en día?

Adrián:- Sí, ya desde 2009, 2010 trabajo en la institución de formación. Cuando yo estudié la carrera, en ese momento era cuatro años en la escuela en la que yo estudiaba, había otras en las que era en cinco. No eran materias cuatrimestrales como ahora, sino que era por tema, era una carrera con título privado, no oficial. Estaba reconocido por el Ministerio de Educación pero no eras operador, ni eras técnico, no se había llegado a ese grado de reconocimiento oficial por parte de el.

Era por tema, era muy interesante porque vos llegabas y tenías “Comunicación” y la daba tal licenciado, el jueves tenías “Aprendizaje” y la daba otro docente, después tenías “Aprendizaje” y “Comunicación” y “Vectores de cono” con otro docente y después volvía el mismo, entonces siempre tenías docentes distintos, pero no sólo eso, sino que además, al pasar a segundo año, te mezclaban.

Yo estudié en una escuela en la cual había cinco primeros años. En el aula donde estaba el docente había una cámara y eso se transmitía en circuito cerrado a las otras aulas. Y los emergentes se transmitían antes de cada teórico, venía la vicedirectora o rectora y decía cuáles habían sido los emergentes de todos los primeros o de todos los segundos, o en el año que estés, después de la clase recibida la semana pasada. Y, por lo general, los emergentes eran los mismos. Era muy difícil que hubiera emergentes distintos en cada grupo porque, como el docente había sido el mismo, los ruidos, por lo general, las resonancias son grupales. Y, cuando llegabas a segundo, te mezclaban, la mitad de un primero con la mitad de otro, tenías otros compañeros, cuando llegabas a tercero también y en cuarto también. Imagínense ustedes si cada semana tuviesen un docente distinto y en cada año los separasen, es algo impensado. Pero para nosotros no era raro.

En ese momento, cuando yo estudié, el grupo de los estudiantes, la comunidad que se acercaba eran muchas señoras que no sabían muy bien qué hacer, y se interesaban por la Psicología Social porque tenían una materia pendiente de estudiar y, como no exigía título secundario y no le daba un carácter terciario, venían a calentar la silla. Pero también había un porcentaje bastante interesante de gente que le interesaba la Psicología Social porque veníamos de la militancia, entonces era como la gran división entre la señora que venía por esto, el otro que venía por curiosidad y un porcentaje (esto es mi experiencia, totalmente subjetivo) pero una importante cantidad porque le interesaba lo Social.

Eran otros contextos, veníamos de haber corrido abajo de las patas de los caballos, entonces teníamos una experiencia muy fresca de represión. Y esto era como algo nuevo, sobre todo para los más jóvenes, después me parece que empezó a cambiar, ya cerca de los 90 empezaron a proliferar las escuelas de Psicología Social, empezaron a aparecer distintas escuelas que competían entre sí, no sólo por la calidad, por los docentes, por las zonas, muchas quedaron en el camino, muchas desaparecieron, otras perduraron y otras nuevas surgieron. Y hoy no son tantas, pero lo que sí las unifica es la intención de haber mejorado la calidad educativa y la calidad de formación de los y las estudiantes, para que no sea un título privado sino que esto, en tan poco tiempo, esto que yo les hablo de los 80 al 2018, sea una tecnicatura, piensen ustedes en términos cronológicos, en términos de proceso, en términos materialistas históricos, es muy poco tiempo. Desde los 80 a ahora, que la carrera pasó de ser: título privado a operador y técnico. A la Psicología le ha costado cuánto tiempo ser una disciplina reconocida universitariamente, luchando con la medicina, que solamente el médico psiquiatra podía atender la salud mental?. Yo creo que estamos muy cerca de lograr que sea una carrera universitaria. No sé si pública, quizás sea solamente a nivel privado en un comienzo.

En los últimos años, los estudiantes que se acercan son muy diversos. Nos asombra mucho a los de la vieja escuela ver gente de las fuerzas, ver estudiantes que pertenecen a la policía metropolitana, a la federal, al ejército. Esto que, en otro momento, nos costaba mucho tener como compañeros, mucha resistencia, bueno, hoy son estudiantes que vienen con intenciones diversas porque no podríamos unificarlos en un solo interés porque no lo sabemos, como a los otros grupos, pero sí lo que me gratifica mucho es ver la cantidad de gente joven que se acerca a la Psicología Social. Digo gente joven al grupo etario que va entre los 20 y los 40. Me gratifica muchísimo porque le da todo un aire de alegría, de propuesta, de pregunta, de hacernos pensar a nosotros, de remover nuestros propios esquemas, de no quedarnos en repetir la Psicología Social de Pichón y sí o sí agarrar El Proceso Grupal y que comunicación es el esquema de emisor-receptor y que está el ruido, y que hay otros autores que saben de Psicología Comunicacional, mucho más que el esquema de Watzlawick, hay mucho más para ver y que hay autores en los cuales investigar y agarrar a nuevos autores, pero no seguir repitiendo lo mismo, porque no somos los mismos nosotros. Ni los docentes, ni los coordinadores, ni el momento en el que estamos viviendo es el mismo, y nosotros tenemos que responder al momento, nuestra obligación es responder al contexto. Hoy tenemos que saber sobre género, si tenemos un vocablo nuevo, como el vocablo “femicidio”, tenemos que saber de qué se trata. No podemos no tener formación. Poder detectar esto también es un laburo, tener este ojo-oreja y detectar cuáles son las necesidades en la comunidad, porque cuando miramos la tele o abrimos un diario o entramos a una página de cualquier diario digital vemos lo que está pasando, no podemos no formarnos en eso. Si sabemos la desigualdad económica que hay y si hablamos de neoliberalismo, no podemos no saber de qué se trata y cuál es el origen histórico “de”. ¿Qué es el neoliberalismo, cuándo se gesta, por qué se habla de “neo” ahora? ¿Con qué tiene que ver? ¿Desde dónde lo pensamos? Los aspectos históricos no pueden quedar afuera porque es con lo que nos vamos a encontrar cuando trabajemos con lo que trabajemos. No podemos no saber qué es lo que ocasiona acontecimientos por los cuales la gente sufre. El psicólogo social trabaja con esto, no solo con la alegría y con el deseo. Está para trabajar y escuchar el padecimiento y la necesidad del otro y, para eso, tenemos que formarnos, sea en la escuela o sea donde sea. Me parece que la formación es una tarea que no termina en la escuela de Psicología Social, sino que allí comienza.


Pablo:- La siguiente pregunta también refiere a la carrera que vos cursaste. ¿La carrera te permitió cambiar la forma de pensar? En tal caso, ¿qué cuestiones?


Adrián:- Lo que he logrado es trabajar algunas aristas de esos obstáculos que tienen que ver con lo grupal, con sociabilizarme, con darme a conocer. Por eso digo que la profesión me ayudó a tener herramientas para poder escuchar, para poder escucharme, para trabajar un poco las cosas que me cuestan, que tienen que ver un poco con esto, con los espacios sociales. Justamente por estas características que tengo de timidez, de ser como retraído a veces. Poder trabajar esto, que es lo que me parece que a muchos integrantes les cuesta. Quizás por distintas características. Por estructura, por miedo a mostrarse, cada uno tiene un recorrido diferente. Creo que eso es lo que he aprendido, y lo aprendí al transitar la experiencia de lo grupal, la grupabilidad, que no cualquiera puede estar sentado haciendo la carrera de Psicología Social. Hay gente que no puede y, si no puede, no debe. Yo considero que seré un poco tajante, pero de donde no hay, no se saca. No se puede obligar a alguien que haga una carrera de estar sentado, no mirando para adelante, la nuca del compañero, sino mirando a los otros a los ojos. Hay quienes no pueden, y eso debe ser respetado y a veces es algo bastante resistido porque, desde la coordinación y desde la docencia, se exige que el otro haga ese cambio que tiene que hacer. Y hay veces que no se puede. Yo he podido atravesar ese cambio y hoy me cuesta menos. Pero no sé si he logrado cambiar mucho, me parece que he logrado ser un poco más piadoso conmigo y con los que son diferentes, pensarme con mis diferencias y poder escuchar las diferencias en el grupo.

Pablo:- Preparamos otro bloque de preguntas acerca de la Psicología Social hoy en día. En primer lugar, como profesión. Vos ya nos contaste en qué ámbitos estás trabajando desde la Psicología Social. Principalmente en el ámbito educativo. Pero te queríamos preguntar, también, si hay otros ámbitos, además del educativo, además de aquellos ámbitos donde vos estás trabajando, en los cuales un psicólogo, psicóloga social podría desempeñarse como tal.


Adrián:- Sí, los hay y, en principio, ya sabemos que durante mucho tiempo, antes de que la carrera tenga carácter de tecnicatura, servía para que cada uno lo aplique a la profesión que ya tenía: maestras, psicólogas, psicopedagogas, amas de casa, gente que coordina comedores y demás. Hoy esto no sólo te da puntaje si sos docente, sino que en distintos lugares, según las leyes, provinciales y municipales, el carácter de técnico, de operador, según el plan, es diferente. Hoy permite entrar a trabajar a educación, a salud, según las provincias y según la ley como aplique el rol del psicólogo social. Es decir, me refiero a que hoy el psicólogo social puede trabajar dentro de los espacios institucionales del gobierno, espacios oficiales: hospitales, escuelas, desarrollo, por ejemplo, Desarrollo Social, hay muchos trabajando.

Pero me parece que, como tiene que ver con el contexto, la necesidad hoy del Psicólogo Social es parecida a la del 2001, el psicólogo social que trabaja en la calle, en lo comunitario, y cuando digo “comunitario” no digo cortando la calle y haciendo un cacerolazo, que sí, que lo podríamos hacer, sino trabajando con la necesidad, con la gente que la está pasando para el culo igual que nosotros, solo que nosotros tenemos herramientas para que la gente pueda escucharse, pueda aprender a pensar y a pensar con el otro, ¿no? Me parece que esos espacios y esos encuadres posibles, quizás no rentados, son necesarios en este momento, como lo fueron en el 2001 cuando aparecieron las asambleas barriales en las plazas, las fábricas tomadas, los bachilleratos populares. Me parece que esos serían hermosos lugares de formación, porque son los lugares de necesidad. Porque cada vez me parece que no va a ser mejor la situación, me parece que va a ser más complicada y a lo que apunta este plan económico, político, social, es a separarnos, a volvernos individuos, a pensar cada uno en sus propios problemas y en el sálvese quien pueda, y nosotros justamente lo que tenemos que apuntar es, al contrario, a unir esas individualidades y ver qué tenemos en común, qué queremos en común. Me parece que esos serían los lugares para trabajar y buscar espacios, pueden ser clubes, escuelas, parroquias, lo que fuera, me parece que sería un buen lugar no sólo para entrenarse, sino para empezar a mostrarle a la comunidad quiénes somos y qué sabemos hacer.

Por eso digo, agregar mayor formación, si no es dentro de las escuelas, formarnos en otro lado, pero formarnos en la comunidad, lo que nosotros consideremos que es el espacio donde percibimos la necesidad, no ir a crear una necesidad que no existe, porque ahí la cagaste, pero para eso tenemos que trabajarnos nosotros primero.

Pablo:- Justamente, la siguiente pregunta está conectada con esto último que estás planteando. Esta pregunta apunta a los espacios, tanto académicos como los espacios propios de la sociedad (vos nombrabas las escuelas, las parroquias, etc.), más específicamente, a qué tan incorporada está la Psicología Social en esos espacios, qué tan reconocida está la Psicología Social en esos espacios, si esos espacios conocen de la existencia de la Psicología Social y si reconocen que es importante y productiva. En tal caso, si no es así, ¿qué se podría hacer desde la Psicología Social para lograrlo, habida cuenta de la importancia que vos acabás de señalar?

Adrián:- Me parece que vamos a hacer conocida la carrera, a la disciplina, y que se conozca qué es lo que hace un psicólogo social, trabajando, saliendo a laburar, es la única manera, y que se empiece a decir “en tal lugar hubo un equipo de psicólogos sociales que vinieron a trabajar al club cuando no pudimos pagar más la luz y tuvimos que juntarnos, y vinieron, nos dieron unas ideas y hablaron con nosotros” o “hablaron con los padres de la escuela, que se caía el techo y no hubo plata para arreglarlo”, o “los que estuvieron hablando con los pibes en la toma de la escuela”, o lo que sea. El psicólogo social no está solamente para armar grupos operativos, no es la única herramienta que tiene el psicólogo social. Creemos que Psicología Social es igual a grupo operativo, y no es asi. El psicólogo social sale a abrazar a la gente cuando le pasa algo, hay experiencias de psicólogos sociales que han trabajado en catástrofes con la escucha. De hecho, en el libro de Ronaldo (Wright), él cuenta experiencias de psicólogos sociales que han trabajado y no justamente con la técnica de grupo operativo como conocemos nosotros. A veces, también, trabajando con familias, se puede trabajar de manera individual y nos vamos a hacer conocidos y van a conocer la disciplina cuando nos animemos a salir a trabajar, cuando nos empoderemos y creamos verdaderamente que la Psicología Social tiene un objetivo, que ese objetivo es válido y que nosotros sabemos llevarlo a cabo, cuando creamos en nuestra idoneidad, cuando creamos verdaderamente que esto lo sabemos hacer. Y que no estamos compitiendo con el lugar de nadie, sino que tenemos un campo de trabajo específico, un objeto específico y que no estamos sacándole el trabajo ni a los psicólogos, ni a los médicos, ni a los trabajadores sociales, sino que trabajamos de una manera específica y que nosotros sí sabemos de qué se trata. Por eso creo que, en principio, lo más importante es la formación y ganar los espacios de trabajo por prepotencia de trabajo, hay que salir a buscar los lugares porque las necesidades están. Y así se va a empezar a conocer la Psicología Social. No nos van a venir a buscar, no nos van a venir a golpear la puerta. Es una disciplina diferenciada. Es más, ¿vieron que todavía está esta discusión epistémica de si es una interciencia o una ciencia independiente? Yo personalmente creo que es una ciencia independiente, creo que tiene un campo específico y que es el espacio de lo vincular, que se puede trabajar inclusive con un individuo. Porque este individuo está trayendo una temática que es histórica y que tiene que ver con su mundo interno y que lo va a traer aunque sea el discurso de un sujeto solo y, desde allí, también podemos trabajar nosotros, pero insisto, no nos van a venir a buscar, hay que salir.


Pablo:- La siguiente pregunta apunta a meterse de lleno en el contexto actual. ¿Cuál es la evaluación que vos hacés del contexto actual, el diagnóstico que realizás desde la Psicología Social, cuáles son los problemas que detectás?


Adrián:- Lamentablemente en este momento no puedo hacer un diagnóstico muy promisorio, me encuentro bastante desesperanzado, justamente por, sobre todo, las últimas medidas económicas, a las cuales no podemos oponernos más que saliendo a la calle y demostrando que no estamos de acuerdo, porque la otra herramienta que tenemos como sociedad dentro de este sistema democrático son las elecciones y para eso va a haber que esperar, y de eso también desconfío, desconfío del voto como una herramienta eficaz. Me parece que, ante este momento tan oscuro, de tanto cinismo, yo estoy viendo, ni siquiera el 2001, les puedo asegurar que estoy viendo hasta por momentos los setenta, que yo era chico, pero ver las medidas que se están tomando con los genocidas, o los ascensos a los gendarmes, o estas mentiras que, desde el Estado, están planteando como beneficios y, en verdad, son perjuicios, que se nos mienta en la cara, que se nos plantee una agenda de alegría y de beneficios a futuro y a un muy corto plazo, cuando todos sabemos que eso es mentira. Nunca sabemos cuál va a ser la próxima porque siempre nos sorprenden con algo más perverso, el grado de perversión se va superando y nosotros nos encontramos como ciudadanos victimizados por esto y, muchas veces, inermes ante esto. Cuando uno recibe muchos golpes queda como dormido y anestesiado y se acostumbra a eso, uno queda como: “¿qué más me puede pasar?”. Eso es lo que yo creo que tenemos que estar atentos, a no dejarnos anestesiar por estos golpes bajos de un Estado perverso como estamos teniendo.

Pablo:- Y en este contexto sombrío, ¿reconocés algunos emergentes concretos que se van repitiendo y que justamente expresan esta situación? Y, en segundo lugar, ¿ La Psicología Social cuenta con herramientas específicas para empezar a revertir esta situación?


Adrián:- Yo creo que los emergentes que tienen que ver con lo social en este momento, que se repiten y por eso son emergentes, porque aparecen como comunes, porque aparecen como resonando en distintos lugares y de manera repetida y muy visible; atentan contra la identidad.

Me parece que están atentando contra nuestra identidad, contra nuestra memoria, contra el reconocimiento de nosotros como sujetos de derecho. No tener derecho a comprar algo, a comer, no tener derecho a estudiar, a ir a un hospital público; si vivís en Lugano tenés que ir al Santojanni, no podés ir al Álvarez porque te van a decir que estás por fuera de la zona. Están atentando contra nuestra identidad en el sentido de la memoria, lo que hemos logrado restituir, que es el sentido de la memoria, algo tan importante como saber quiénes somos o quiénes fuimos, si sos hijo de desaparecidos o no, y que a los genocidas se les permita todos estos favores y beneficios, es atentar contra nosotros, no sólo beneficiarlos a ellos, es un beneficio hacia ellos, pero es un perjuicio hacia nosotros, nos están diciendo mucho más, nos están diciendo “no nos importa quiénes son ustedes, no nos importa lo que se ganó con la democracia, no nos importa que los hayan mandado a la cárcel, vamos a hacer lo que queremos”, por eso cagan a trompadas a un pibe gay en la calle, por eso matan a las pibas trans en el interior, por eso se sigue no haciendo nada a favor de la legalización del aborto, porque es ir en contra de los derechos, me parece que ese sería el emergente que se está viendo ahora: Los derechos que tenemos nosotros como sujetos identitarios.

Y no sólo atentan contra nuestros derechos, al atentar contra nuestra identidad atentan contra nuestra subjetividad. Nos están inculcando una subjetividad diferente, que no pensemos de manera distinta, que pensemos que no somos esto, que somos otra cosa, que no soy este ,que soy otro, que yo no puedo estudiar como pensé que podía, que yo no puedo trabajar de lo que yo soñé que quería trabajar. Y es como deconstruir una subjetividad desvalorizada, cosificada. Me parece que es volvernos sujetos maleables, cosificables, manipulables, sujetos inseguros, que se dejan llevar por la agenda impuesta, no por los medios sino por las empresas de comunicación, que no son ya medios, sino empresas de comunicación que están ligadas absolutamente al Estado, a cual fuere, quienes gobiernan ahora o quienes gobernaban antes.

Entonces, ¿de qué manera tenemos que pensarnos? ¿De qué manera fortalecernos? Me parece que ahí hay algo del orden de la Psicología Social, pensarnos, recuperarnos como sujetos que podemos producir, poder pensar cuáles son nuestros puntos fuertes. ¿Cuáles son nuestros valores? Y no hablo de valores en un sentido banal de la educación en valores, sino los valores como la identidad, como el defender la democracia, los espacios de trabajo. ¿Cómo hacemos para recuperar esto, para no sentirnos inseguros, para volver a sentirnos seguros en los espacios en los cuales transitamos? Pensarnos como sujetos que podemos producir, y no solos, y esto es a lo que apunta la Psicología Social, a encontrarse con el otro, porque al otro le está pasando lo mismo y muchas veces, por diferencias banales, no nos acercamos a escucharlo. Ese es el aporte de la Psicología Social: pensar y aprender con otros, que la gente se junte, donde sea: abajo de un árbol, en un club o en un aula, el salón dorado de la casa de la cultura de Chivilcoy. A pensar con otros y a acercarnos, a perder el miedo al otro.


Pablo:- El siguiente bloque de preguntas también está asociado con el contexto actual, pero focaliza en una dimensión: las nuevas tecnologías. (Internet, redes sociales). La primer pregunta al respecto es si considerás que las nuevas tecnologías afectan nuestra vida cotidiana y, en tal caso, en qué sentido la afectan.

Adrián:- Hay que perderle el miedo a las nuevas tecnologías. Todo lo que tiene que ver con tecnologías tiene su tiempo. Primero, hay que conocer, para saber qué son las nuevas tecnologías y qué uso le vas a dar. Si el uso lo da un niño, un adolescente, un adulto, y cuál es el fin. Y, por eso, es muy amplio.

No obstante, me parece que hacen un aporte enorme y es muy importante que se aplique la educación a distancia en Psicología Social. Aprendimos que se aprende la copresencia, el cara a cara, mirando a los ojos. ¿Cómo trasladás eso a un grupo virtual donde no se conocen, uno vive en Tierra del Fuego, el otro está en África y la otra en Humahuaca? Se logra.

Me convocan para realizarlo y me gustó, acepté el desafío y empecé a coordinar varios primeros años. Lo que yo descubrí es que se lo podía dar, a través de esta plataforma que está pensada con distintos foros, con biblioteca, con chat, con un foro general, donde además vos podés mandar mensajes privados, que sería hablar con el alumno en el pasillo, y lugares en los cuales podés tirar unos temas y se debaten. Yo descubrí que se podía trabajar parecido a la manera en la que trabaja de modo presencial. Pero no sólo por la propuesta docente sino porque lo que aparecía, y acá se confirma la teoría, las resistencias de parte de las y los estudiantes eran las mismas. Los silencios, el silente, los que hablan durante una hora y al grupo le conviene.

Este tipo de situaciones grupales que se dan por lo general en primer año, hasta que empieza a haber una mutua representación interna, esta telé que hay y después cuando empiezan a trabajar en equipo, pasaban exactamente las mismas cosas que en presencial, los procesos eran exactamente los mismos, la relación con el coordinador, la transferencia hacia la coordinación era la misma.

No sé qué diría Pichon Rivière de todo esto, porque también las opiniones estan divididas. Pero para mí es una vuelta de rosca que facilita el aprendizaje. Como todo, después tendrán que hacer su aprendizaje por otro lado, seguir aprendiendo y seguir formándose.


Pablo:- Si tuvieras que elegir nuevamente qué hacer, allá por el año 87 o quizás antes, ¿elegirías la Psicología Social?


Adrián:- Sí, por supuesto. No me cabe la menor duda. Porque me ha dado muchísima gratificación, es una carrera que además brinda una formación tan amplia, no sólo desde lo académico, sino también desde lo humano.

El aprender con otros, insisto, no es para cualquiera, la propuesta de sentarte en grupo y escuchar lo que dicen los demás y que te toque el momento también de hablar y poder transmitir, en la medida de lo posible, el modo en el cual estás siendo atravesado por la teoría. Porque cualquiera puede hacer una carrera universitaria, si se lo propone, sentándose, estudiando, pero sin necesidad de involucrarse y estar implicado a veces y que esto tenga que ver con tu propia historia personal y que la teoría te haga pensarte a vos y ver qué tenés que modificar, que haga revisar tu historia, tu presente, tu pasado, tu futuro, junto a otros, además, a los que también les está pasando esto, en el mismo momento que te está pasando a vos.

Y es una gratificación también, a veces, ver el esfuerzo de acompañar los procesos, y que depende del otro, no depende de uno, porque quien coordina, quien da clases, hay también sobre esto una división. Si uno dirige el grupo o direcciona la tarea, muchas veces nos encontramos frustrados porque las cosas no salen como querríamos, pero es material para seguir trabajando y seguir pensándose. ¿Qué creo yo que en otra profesión no hubiese logrado? No estaría en constante ejercicio de tener que pensarme y repensar estrategias, y escuchar grupos nuevos con nuevas propuestas que exijan que uno repiense y uno busque estrategias nuevas para afrontar esos nuevos grupos etarios o sociales, que vienen a aprender Psicología Social.

Es un desafío muy grande, que es doloroso, pero a la vez, también, muy gozoso. Es temido, pero deseado. Volvería a estudiar Psicología Social.

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