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Resonancias

Cada hecho histórico, que en general nos enseñan con fechas precisas, es un punto de inflexión de una situación que se viene suscitando desde un tiempo anterior.


Desde 1955 hasta 1973, en Argentina se proscribe el Peronismo, y los gobiernos y golpes que siguen apuntan a un plan destinado a terminar con dicho movimiento.


El 1 de enero de 1959, el movimiento revolucionario cubano, con el comandante Fidel Castro a la cabeza, pone fin al régimen del dictador Batista y comienza una nueva etapa en la región Latinoamericana: el triunfo del Comunismo.


EEUU (recordemos que está vigente la Guerra Fría) recomienda tomar las medidas necesarias para terminar con las ideas marxistas, ya que, al encontrarse con la Revolución Cubana como un hecho, había que intentar que dichas ideas no se propagasen, porque significaban una amenaza para la región.


En 1968, durante el gobierno de Charles de Gaulle, se lleva a cabo el denominado Mayo Francés, una importante revuelta estudiantil en unión con los Obreros, que produce el mayor paro de la historia de Francia. La clase obrera venía reclamando mejoras laborales en diversos sectores con varias huelgas, proceso que se aceleró con la Huelga General del 13 de mayo. Como respuesta, el gobierno mandó a reprimir.

El Mayo Francés tiene como protagonista, primero, a una nueva juventud que venía a cuestionar y desafiar a gobiernos autoritarios que buscaban imponer valores que consideraban hipócritas. Entre esos miles de jóvenes, las mujeres que participan fueron muchas, y el hecho de que en el año 1975 se haya despenalizado el aborto, puede ser un indicador de hasta qué punto dicha revuelta, colaboró para que esa medida fuese posible.


En el mismo año, 1968, México será sede de los Juegos Olímpicos, con apertura programada para el 12 de octubre y,

además, será testigo de uno de los hechos más sangrientos de la historia de dicho país. Desde mediados de año, los movimientos estudiantiles reclamaban la autonomía universitaria y la democratización política, de cara a la ocupación de las facultades y la continua represión por parte del Estado. El presidente, Gustavo Díaz Ordaz Bolaños, del PRI (Partido Revolucionario Institucional), ordena la denominada Matanza de Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968, cuando el Consejo Nacional de Huelga se encontraba reunido en la Plaza de las Tres Culturas, a manos de la policía, el ejército y grupos paramilitares, que ocupando las cuatro esquinas y con francotiradores apostados en los edificios que rodean la plaza, dejan un saldo de muertxs y heridox que, al día de hoy no está cerrado.


De ambos hechos mencionados anteriormente se cumplen 50 años, y ameritan un apartado bastante más extenso, así que nos hemos limitado, en esta oportunidad, sólo a hacer mención de ellos, con el fin de poder contextualizar.


En 1969, durante la dictadura del General Onganía, se da el Cordobazo, precedido por una serie de movilizaciones estudiantiles y obreras. Exigían, entre otras cosas, la normalización institucional, para que el gobierno fuera elegido por decisión de la mayoría de la población, sin persecuciones para con las ideas y doctrinas de ningún argentino, que se aumentaran los salarios en un 40%, que era lo que había crecido el costo de vida, la defensa del patrimonio nacional, absorbido cada vez más por los monopolios extranjeros, la creación de nuevas fuentes de trabajo, para eliminar la desocupación, la reincorporación de los cesantes y el levantamiento de las sanciones por haber hecho uso del derecho constitucional de huelga, así como también una Universidad abierta a las posibilidades de los hijxs de los trabajadores y consustanciada con los intereses del país.


Rescatamos una crónica de Rodolfo Walsh, que resume los acontecimientos:


"Trabajadores metalúrgicos, del transporte y otros gremios declaran paros para los días 15 y 16 de Mayo, en razón de las quitas zonales y el no reconocimiento de la antigüedad por transferencias de empresas.

Los obreros mecánicos realizaban una asamblea y son reprimidos, defienden sus derechos en una verdadera batalla campal en el centro de la ciudad el día 14 de Mayo.

Los atropellos, la opresión, el desconocimiento de un sinnúmeros de derechos, la vergüenza de todos los actos de gobierno, los problemas del estudiantado y los centros vecinales se suman.

Se paraliza totalmente la ciudad el 16 de mayo. Nadie trabaja. Todos protestan. El gobierno reprime.

En Corrientes es asesinado el estudiante Juan Jose Cabral. Se dispone el cierre de la Universidad.

Todas las organizaciones estudiantiles protestan. Se preparan actos y manifestaciones. Se trabaja en común acuerdo con la CGT.

El día 18 es asesinado en Rosario, el estudiante Adolfo Ramón Bello. Se realiza con estudiantes, obreros y sacerdotes tercermundistas una marcha de silencio en homenaje a los caídos.

El 23 de Mayo es ocupado el Barrio Clínicas por los estudiantes y son apoyados por el resto del movimiento estudiantil.

El 26 de Mayo el movimiento obrero de Córdoba resuelve un paro general de las actividades de 37 horas a partir de las 11 horas, para el 29 de Mayo, con abandono de trabajo y concentraciones públicas de protesta.

Los estudiantes adhieren en todo a las resoluciones de la CGT. Los estudiantes organizan y los obreros también. Millares y millares de volantes reclamando la vigencia de los derechos conculcados inundan la ciudad los días previos.

El 29 de Mayo amanece tenso. Los trabajadores de luz y fuerza son atacados con bombas de gases a la altura de Rioja y Gral. Paz. Una vez más la represión está en marcha.

Las columnas de los trabajadores de las fábricas automotrices llegan a la ciudad y son atacados. El comercio cierra sus puertas y la gente inunda las calles.

Corre la noticia de la muerte de Máximo Mena, obrero mecánico. Se produce un estallido popular, la rebeldía contra tanta injusticia, contra los asesinatos, contra los atropellos. La policía retrocede. Nadie controla la situación.

Es el pueblo. Son las bases sindicales y estudiantes que luchan enardecidas. El apoyo total de la población.

Es la toma de conciencia contra tantas prohibiciones. Nada de tutelas ni usurpadores del poder, ni de cómplices participacionistas.

El saldo de la batalla de Córdoba "El Cordobazo" es trágico. Decenas de muertos, cientos de heridos. Pero la dignidad y el coraje de un pueblo florecen y marcan una página histórica argentina y latinoamericana que no se borrará jamás.

En medio de esa lucha por la justicia, la libertad y el imperio de la voluntad del pueblo, sepamos unirnos para construir una sociedad más justa, donde el hombre no sea lobo del hombre, sino su hermano.."(1)


Podemos pensar quizás estos hechos que guardan similitudes, y también diferencias culturales y contextuales, como resonancias. Algo las hilvana: el límite que ponen los pueblos frente a Estados represivos y el ideal de que una sociedad más justa es posible.


Tal vez pensar la historia y su contexto nos permite pensar nuestro presente frente a la gran crisis a nivel mundial en una vuelta a la derecha como hace tiempo no se veía, tanto en Latinoamérica como en el resto del mundo, donde las grandes corporaciones manejan nuestros destinos y donde aquello por lo que también luchaban en el 69 en nuestro país, la burocracia sindical, parece no menguar; quizás nos permite también cuestionar qué subjetividades se han ido construyendo desde ese momento hasta acá, para que cueste tanto encontrar los puntos de unión, el pensar con otrxs desde una construcción colectiva y crítica; nos permite pensar, en definitiva, cómo es cada día más difícil concretar algo que dijo Agustín Tosco, del sindicato de Luz y Fuerza y un gran protagonista de la historia sindical argentina: “La injusticia no la combate sólo quienes la padecen, sino quienes la comprenden”.


En un mundo en el que cada vez prima más la individualidad, ¿Cómo rescatar hoy algo en el orden de lo solidario, del accionar ético y no de lo moralizante, y el sentimiento de justicia social?


El movimiento feminista que se viene gestando desde hace años y en nuestro país tomó mayor visibilidad y potencia los últimos tres, con sus diversas corrientes y las diferencias que pueden guardar, lograron formar una unidad de lucha que nos nuclea para poder visibilizar y a su vez albergar a quienes padecen esta situación de opresión histórica, y si bien es cierto que aún falta mucho camino por andar y muchas batallas por ganar, esa lucha no se basa sólo en intereses particulares, sino que tiene claro que las condiciones de clase en las que se encuentran las personas que viven dichas violencias, varía mucho en las situaciones que pueden vivir y en los recursos económicos y simbólicos que pueden tener para enfrentarlos, creo que hoy es un ejemplo de unidad y lucha.


Podemos aprovechar estas instancias de efemérides y tomar herramientas para batallar, pensar el pasado, para pensar(nos) el presente, la necesidad de integrar en una misma lucha distintas expresiones políticas, fijando puntos en común y haciéndole lugar a las diferencias, teniendo como horizonte lo que la historia nos muestra que permite la movilización popular en cuestiones que trascienden lo individual, y como símbolo de lo que dichas movilizaciones, frente a la injusticia pueden lograr, porque parecería ser que la vamos a necesitar.


 

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