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¡Aborto Legal en el hospital!

Como mujeres de treintis criadas en el patriarcado, tuvimos que aprender a disfrutar de nuestros cuerpos. El mandato sentenciaba: No tener sexo en la primera cita, no salir con escote pronunciado o la pollera muy corta. ¿Masturbación? Eso es para los hombres.

Hasta hace no mucho, e incluso hoy algunos resabios de eso quedan, había que demostrar ser una buena víctima. Si te violaron y/o asesinaron y tenías la pollera corta, estabas sola o ibas a bailar, ya eras un poco culpable.


Desde la aparición del cristianismo, la iglesia instó a las mujeres a llevar una determinada cantidad de prácticas que nos decían cómo vestir, con quién estar, cómo tener relaciones, cuándo, cuáles eran nuestras tareas y cuál nuestro fin último: La maternidad

Como dice Michel Foucault en su primer tomo de Historia de la Sexualidad: “El ´sexo´ fue definido de tres maneras: Como lo que es común al hombre y a la mujer, como lo que pertenece por excelencia al hombre y falta por lo tanto en la mujer, pero también como lo que constituye por sí solo el cuerpo de la mujer, orientándolo por entero a las funciones de reproducción y perturbándolo sin cesar en virtud de los efectos de esas mismas funciones.”


Foto cedida por Mov. luchemos como nenas. Link en la foto


Hemos visto cómo la iglesia optó por el falso dilema de salvar las 2 vidas. Llevó a cabo aprietes a políticos, se pronunciaron ante sus fieles y organizaron marchas. Todo esto que hicieron, toda esa inversión (no sólo de tiempo) no la hicieron jamás por los cientos de curas pedófilos que han abusado con su sotana a miles de niñxs. La historia Argentina muestra que siempre la alianza entre Estado, Iglesia y Ejército propulsó las más grandes barbaridades. Sin ir más lejos, la iglesia bendijo con una mano los vientres de las madres torturadas en la dictadura y con la otra encubría el asesinato de esa misma mujer a quien le iban a robar el bebé. ¿De qué 2 vidas hablan? La hipocresía en la que están investidos es perversa. Por tal motivo, seguiremos luchando por la separación de la iglesia y el estado, al grito de: ¡Saquen sus rosarios de nuestros ovarios! y seguimos repudiando al ejército en la calle. No permitiremos que se aprovechen de un justo reclamo de ampliación de derechos individuales, para oportunismos políticos.


Ya nos rebelamos, ya aprendimos que teníamos posibilidad de goce, que no era pecado, y que si molestaba la pollera corta o el escote, se debe a la mirada patriarcal de la mujer como objeto y su prohibición de abrir las piernas, a no ser que sea para procrear primero y luego para parir. Les decimos NO, la maternidad será deseada o no será. En mi cuerpo legislo yo, gozamos, aunque les reviente.


Las mujeres Argentinas no estamos improvisando, nos hemos formado y lo seguiremos haciendo. No vamos a tolerar que sigan argumentando con falacias y barbaridades desde una banca que estamos pagando. Ustedes tienen que respondernos, ustedes deben representarnos, no podemos seguir aguantando que gente que, por ejemplo, no leyó el proyecto, se pronuncie sin ningún costo político. El feminismo instaló una nueva forma de hacer política, llegó para quedarse, y quien no esté a la altura, debe levantarse de esa banca y dar lugar a quien sí lo esté.


El movimiento feminista nos hizo dar cuenta de que durante siglos nos relegaron al lugar de objeto producido, cuando en realidad estábamos siendo productoras de valor, productoras de mano de obra, productoras de la salud de esa clase trabajadora (espacio hegemónico del hombre durante mucho tiempo), productoras del statu quo. De a poco, con paciencia y afectividad, nos fue abriendo los ojos, las conciencias y hallando los caminos, pero siempre, siempre, a base de lucha, porque jamás nos regalaron nada.


La legalización del aborto ya está en nuestras conciencias, en nuestra cotidianeidad. La despenalización social ya es un hecho, es un espectro que nos recorre todos los días, porque no hay manera de frenar la decisión popular, y ésta ya fue tomada. El feminismo logró romper con la subjetividad capitalista donde somos un cuerpo para ser dominado, sometido y consumido. Ya somos sujetxs productorxs de nuestro propio cuerpo, de nuestras decisiones y seremos quienes crearemos un nuevo deseo basado en nuestras convicciones y no en la lógica neoliberal. Ya somos capaces de expropiar las limitaciones y las heridas establecidas por dicha lógica. Seguiremos ayudando y protegiendo a las personas gestantes que deseen abortar, porque no podemos permitir que la ausencia del estado (que es un modo de estar y una decisión) se siga robando esas vidas, ni dejaremos que sigan intentando mutilar el deseo femenino por medio de estas medidas disciplinarias, no podemos seguir siendo súbditas de un poder patriarcal soberano, que nos arrebata la autonomía. No podemos seguir abortando ilegalmente, generando un estado de excepción que nos sitúa en un lugar de irrelevancia política.


Ante la crueldad cotidiana, opondremos la más extrema ternura, porque sabemos: Lo personal es político. Proponemos seguir por lo que Rita Segato, Antropóloga Argentina, denomina “proyecto histórico de los vínculos, el cual insta a la reciprocidad y produce comunidad, en contraposición al proyecto histórico centrado en las cosas como meta de satisfacción, funcional al capital y que produce individuos, que a su vez se transformarán en cosas. Una contra-pedagogía de la crueldad trabaja la conciencia de que solamente un mundo vincular y comunitario pone límites a la cosificación de la vida.”


Hoy es más fácil imaginar el fin del patriarcado que el fin del movimiento feminista. Hoy la marea verde no se detiene. No hay vuelta atrás. Esta marea llegó para ser el tsunami que arrancará de cuajo al patriarcado y de su mano, al neoliberalismo acérrimo que acecha.


Brindemos por eso, compañerxs, nos seguimos viendo en las calles, donde cada vez seremos más, más, más y más...

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